Escritos HumorÃsticos
Tan feo... pero ¡tan feo!
- Detalles
- Escrito por Anónimo
Era tan feo el recién nacido que la madre en vez de darle el pecho…le daba la espalda.
Era tan feo, pero tan feo, que cuando mandé mi foto por e-mail, el antivirus la detectó.
Era tan feo que cuando fui a la casa de los espantos... regresé con una solicitud de empleo.
Era tan feo que cuando iba al banco, apagaban las cámaras de seguridad.
Era tan feo que cuando me miraba en el espejo, ¡el reflejo se tapaba los ojos!!
Era tan feo que cuando nacÃ, el doctor me dio la cachetada en la cara. Luego fue a la sala de espera y le dijo a mi padre: "Hicimos lo que pudimos... pero nació vivo", y en lugar de felicitar a mi papá, lo golpeó.
Era tan feo que, cuando nacÃ, el doctor me tiró al aire y dijo: "si vuela es murciélago", y luego me tiró en el agua y dijo: "si nada, es cocodrilo".
Era tan feo, que cuando nacà me metieron en una incubadora... con vidrios polarizados.
Era tan feo, que cuando nacà no lloré yo ¡lloró el doctor, mi papá y mi mamá!
Era tan feo que el psiquiatra me hacÃa acostar boca abajo.
Era tan feo que la primera vez que fuà de campamento los coyotes prendieron fogatas para que no me acercara.
Era tan feo que los ratones me comieron el documento y dejaron la foto.
Era tan feo que me dolÃa la cara. Cuando fui al zoológico los monos me tiraban galletitas.
Era tan feo que me echaban del tren fantasma porque "asustaba demasiado".
Era tan feo que mi padre llevaba en su billetera la foto del niño que venÃa cuando la compró.
Era tan feo que tiré un boomerang y éste no regresó nunca más.
Era una chica tan fea, tan fea, tan fea que cuando mandó su foto por correo electrónico, la detectó el antivirus.
Nacà tan feo que cuando era niño, por las noches, mi "angelito de la guarda" dormÃa en la habitación de al lado.
SÃ, amigos, yo era tan feo, tan feo, que una vez me atropelló un auto... y quedé mejor. Y ahora soy, apenas... feo.
Tuve que trabajar desde chico. Trabajé en una veterinaria y la gente no paraba de preguntarme cuánto costaba yo. Un dÃa llamó una chica a mi casa diciéndome: "Ven a mi casa que no hay nadie". Cuando llegué no habÃa nadie.
Una vez me perdÃ, y le pregunté al policÃa si creÃa que Ãbamos a encontrar a mis padres; me contestó: "No lo sé; hay un montón de lugares donde se pudieron haber escondido".
Yo era tan feo que, cuando nacÃ, el médico preguntó donde estaba la cámara oculta.